Bueno, ahora resulta que aparece en El Universal que Loret estaba "apenado" por haberse portado como el patán que es:
"Cuando uno hace una entrevista siempre se genera polémica, hay quienes están a favor y quienes están en contra, pero a propósito de la entrevista a Alfonso Álvarez me hicieron llegar correos electrónicos, llamadas telefónicas y hasta fax, para reclamarme por el tono agresivo con el que lo cuestioné", dijo.
Ajá. Sí. Cómo no.
TU CHINGADA MADRE, LORET.
Si este pendejete que se dice "periodista" tuviera un mínimo de vergüenza, ya mejor se quedaría callado. Ahora viene a hacerse el "apenado", pero cuando, siguiendo las órdenes de Emilio AzCÁGALA se puso a tirarle mierda al Peje en la entrevista que le hizo, JAMÁS salió a ofrecer disculpas, a pesar de que recibió, y podemos probarlo, miles de correos electrónicos y llamadas exigiéndoselo.
Yo personalmente entré varias veces al foro del blog de su bodrio de programa a poner siempre el mismo mensaje. JAMAS LO PUBLICO. Sabe perfectamente Loret que ese mensaje venía de este blog, y tienen órdenes explícitas de no mencionarlo. LE TIENEN MIEDO.
Y que estos ladridos de Loret hayan salido publicados en El Universal tampoco es coincidencia. Raymundo Riva Palacio, el "periodista" que tiene como obsesión a este blog, decidió expresamente que esa nota saliera. Es su manera de "burlarse" y decir: "jeje, Loret se disculpa por haber tratado mal a Alvarez, pero les restriega en su cara que no se disculpó por lo del Peje".
El gordito RivaPANacio, que respira por la herida desde que Federico Arreola lo CORRIÓ a la verga de Milenio Diario, no descansa nunca buscando la manera de estar chingue y chingue y chingue. Allá él. Que se JODA el obeso de mierda con sus travesuritas piteras.
Aquí lo que debe quedar claro es una cosa: ni Carlos Loret de Mola es periodista, ni Raymundo RivaPANacio vale un centavo partido por la mitad como profesional de los medios. Uno, un hipócrita que vive del apellido + de vender su dignidad. Otro, un hijo de puta que carga, y cargará encima mientras viva, un rencor encabronado que lo lleva a estar de ladilla viendo cómo chingar la borrega.
Ambos, nauseabundos como seres humanos. Ambos, podridos como personas.
